Evalúa el punto de partida
Antes de acometer cualquier cambio en la organización es imprescindible contar con un diagnóstico de la situación actual y conocer en detalle la cultura organizacional, los hábitos de trabajo y las características del capital humano.
A partir de aquí, es el momento de plantear los objetivos que se pretenden conseguir con la implantación del cambio e identificar dónde se producen los desajustes entre la realidad que tenemos y lo que queremos conseguir. ¿Necesitamos más formación? ¿Sería adecuada una mayor comunicación?
Planifica y crea un clima favorable
Una vez conocemos cuáles son los puntos débiles de la organización para afrontar el cambio que se va a implementar, es momento de elaborar un plan que contenga todas las necesidades que debemos cubrir: ya sean de formación o motivación de los empleados, herramientas o servicios, etc.
Igual de importante que lo anterior es preparar el terreno en la organización. Una comunicación efectiva que logre transmitir la necesidad del cambio y los riesgos de no acometerlo es fundamental para minimizar las posibles resistencias. Elegir un portavoz adecuado que logre inspirar e involucrar al resto del equipo será un paso importante para el éxito del plan.
Pasa a la acción
Para la implantación del cambio puede ser útil realizar pruebas piloto que permitan ir introduciendo las novedades de forma progresiva en la organización. En este sentido, es importante identificar a aquellas personas que puedan actuar como agentes de cambio y transmitir una visión positiva del proyecto. En esta fase de implantación hay que estar muy atento a todos aquellos retos que puedan surgir y abordarlos con la mayor rapidez posible para atajarlos a tiempo.
Refuerzo del cambio
Una vez completada la implantación total del cambio, toca evaluar los resultados. ¿Quieres conocer las percepciones de los empleados? Tal vez sea el momento de elaborar una encuesta de clima organizacional para conocer en detalle y de forma anónima sus opiniones y aquellos problemas que puedan derivarse del cambio. Organizar workshops en los que miembros de distintos equipos puedan debatir sobre aquellos aspectos positivos y las áreas de mejora del proyecto también pueden ofrecernos un feedback de valor sobre si la gestión del cambio ha sido la adecuada.
Una organización con capacidad de gestión del cambio es más resiliente y competitiva, además de lograr empleados más comprometidos, flexibles y con la confianza suficiente para asumir los nuevos retos que puedan surgir.
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